viernes, 4 de noviembre de 2016

Sobre la justicia


En mi diccionario mental la justicia humana se define como: Injusto pero conveniente.

Sin embargo para el diccionario de la Real Academia Española, que suele ser tenido en cuenta por algunos excéntricos, las primeras definiciones de justicia son las siguientes:

1. f. Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. 
2. f. Derecho, razón, equidad.

Suelo preguntarme, no por ese principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde, sino sobre quien será el poseedor de semejante lucidez como para descubrir qué le corresponde o pertenece a cada uno y dárselo. ¿Será el filósofo? ¿Será el santo? ¿Será el héroe? ¿Será el Juez? (no, el último de la lista lo puse para bromear, yo no soy supersticioso).

Hay diversas puertas para entrar en el conflicto que supone la justicia: 

Si el destino es el cumplimiento de una ley necesaria, podríamos deducir que el trágico destino de Edipo fue justo. También me resignaré a considerar que fue justo que me rechazara la chica más linda del curso en cuarto grado a pesar del profundo amor que sentía por ella. (¿Habrá sido justo que me ignore por jugar mal al fútbol y desconocer las técnicas necesarias para hacer piruetas en bicicleta? Yo creo que son razones contundentes. ¿Quién podría amar a alguien que no sabe hacer willy y se la pasa en el arco?

Podemos considerar que todo lo que sucede fue ideado por un ser perfecto, de manera tal que todo lo que suceda será justo (inclusive si nos tocó la peor parte) por que el perfecto en su perfecto plan así lo decidió. O podemos pensar que no existe ningún ser supremo y que sencillamente las cosas suceden, entonces la justicia universal será sencillamente lo que suceda y punto. 

El problema más evidente surge con la intención de impartir justicia. Si consideramos las teorías evolutivas, en algún momento dejamos de ser animales para convertirnos en animales pensantes, esa tensión generada entre el instinto animal y la razón humana no solo nos proporciona infelicidad cuando necesitamos evacuar y estamos lejos de casa, además es un gran problema a la hora de decidir que es justo y que no. Mientras que muchas leyes parecen estar demasiado contaminadas por el instinto animal otras se fundan en la típica debilidad resultado de la no aceptación del animal que somos. En definitiva, lo único que tienen en común todas las leyes de todos los estados del mundo es que en mayor o menor medida son injustas. Por supuesto hay instituciones menos atinadas que otras a la hora de impartir justicia. Respecto a la justicia militar nuestro querido Groucho Marx dijo:


La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música.

En el plano institucional la idea utilitarista de que lo justo será lo que proporcione más placer a la mayor cantidad de personas va a ser defendida por el británico Jeremy Bentham quien enunciará frases como:

La naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos: el dolor y el placer. Ellos nos señalan lo que tenemos que hacer, así como determinan lo que vamos a hacer. 

Sin embargo nuestro contemporáneo John Rawls dará otra vuelta de tuerca y considerará que la injusticia consistirá simplemente en las desigualdades que no benefician a todos. 

Para este blog, que no cree que sea necesario llamar justicia solo a lo que nos resulte conveniente, ni considera las modernas posturas, se limitará a seguir disfrutando de las injusticias convenientes y tratará de ser mesurado con sus exigencias, aunque seguramente sin demasiado éxito.