viernes, 8 de julio de 2016

Sobre la juventud


Los jóvenes están PERDIDOS, duermen poco, festejan mucho, se ríen desmesuradamente, encumbran la belleza entregándose a los placeres del cuerpo, comen mucho, si sienten melancolía esta no les duele. 

                  Atentamente: Un ex joven (O un nuevo adulto) 

No es nueva la idea de que hay un devenir en la humanidad, razón por la que cada nueva generación representaría una versión corrompida de la anterior. Si a esto le sumamos la idea de que los más propensos a entregarse a una vida licenciosa son los jóvenes, podemos pensar que la juventud de hoy es la peor, y solo será superada por la del futuro que promete ser perfectamente mala. Sin embargo y a pesar de que le podemos dar crédito a esta idea; idea que le da alivio, principalmente a adultos que así suponen que a pesar de todo hay gentes peores que ellos, vale la pena pensar que muchas opiniones están fundadas, lisa y llanamente en la envidia.

A veces los jóvenes juegan a ser adultos y dicen cosas como: No te rías, no es gracioso. De este modo la característica de amargo o mesurado queda expuesta y con ésta, una condición de adulto, de hombre que no ríe, de maduro.

Sabemos que los jóvenes pueden beber más, correr más, comer más, bailar más y así puedo seguir citando muchos más verbos que no son más que delicados eufemismos de una actividad primitiva, primordial que posibilita la existencia, aunque la menor de las veces se práctica con esa intención, Y es algo que todos los seres humanos ejercemos por naturaleza. (Ustedes se imaginan a que me refiero: RESPIRAR) los jóvenes tienen la posibilidad de respirar más y mejor, y eso nos da mucha envidia. 

Los jóvenes no aman la juventud, sencillamente aman la vida porque se conectan con la vida desde su juventud. Los adultos intentamos darle un sentido a la vida, y eso está bien, de que otra cosa nos podríamos ocupar quienes ya no somos jóvenes. 

Querido lector, debo aclarar que crecer no es necesariamente horrible, sin embargo hace poco vi un grafiti que decía: NO CREZCAS, ES UNA TRAMPA. Y a pesar de que estoy rotundamente en contra de los grafitis y más aun, de los insubordinados que rayan espacios públicos; sin ánimos de dejar expuesto mi trastorno paranoide de la personalidad, debo aclarar que si en el futuro escribo atentando contra los jóvenes, será porque lo poco que me queda de juventud habrá envejecido. Sé que suena extraño pero quién sabe qué podría llegar a pensar de aquí a unos años si hoy me declaro enemigo de los grafitis y hace algunos años escribí con aerosol en la pared de un vecino: NO CREZCAS, ES UNA TRAMPA.